Ciudad Universitaria - 2001 | ||
La modernidad no es de plástico | ||
Entrevista: ADRIAN HERRERA, Guitarrista de BLUES MOTEL Se dice que los músicos son buenos artistas cuando aceptan sus influencias tradicionales y transforman radicalmente su presente en un producto mejor. Y cuando, a pesar de las críticas adversas, asumen un compromiso serio con sus ideas frente al público. Por Fernando Zuker Un ejemplo de buenos músicos-artistas son Adrián Herrera, Ariel Herrera, Andrés Casasco, Rafael Gildenberger y Gabriel Díaz. Ellos son "Blues Motel", una banda que toca desde principios de los '90 y que lleva tres discos en su haber: "Vol.1"(1994), "Mientras las guitarras suenen" (1995) y "Un tajo en la oreja" (1998). Por estos días siguen ensayando y componiendo nuevos temas para el próximo disco, mientras continúan adelante las negociaciones con las discográficas interesadas en editar el material. El grupo está trabajando cerca de veinticinco canciones inéditas y planea tener algunas más para elegir a la hora de grabar. Entre los nombres tentativos para los temas que integrarán la futura placa están Desperté, El Indio, Tan Blanca, Bienvenido al Mundo Real, No Hay Luz, Pastillas, La Más Buena, Para Siempre, Siempre Te Vas. Las buenas noticias las acercó Adrián Herrera, quien le dijo a CIU que el cuarto disco de Blues Motel que están produciendo "será un resumen de todo lo que fue la banda en los discos anteriores y, sobre todo, después de la catarsis que fue grabar "Un Tajo...", estas canciones les van a sonar más a los dos primeros. Son más digeribles y no necesitan demasiada elaboración". La banda en su primer trabajo (Vol.I), priorizó un sonido más bien tradicional condicionado por las grandes formaciones de los '60 y '70: Rolling Stones, The Who, Led Zeppelin, etc. Y en el segundo (Mientras...), consolidaron ese perfil con un trabajo maduro y profesional, además de incorporar un sentido de la actualidad más fuerte en las letras. El cambio llegó con el tercero (Un Tajo...) y, en ese momento, la reacción de los fanáticos y de la prensa fue desigual. Las variantes musicales fueron complejizando la estructura y los sonidos. Entonces, "el tercer disco fue la manera de explotar debido a los cambios que habíamos sufrido: manager, agencia, discográfica, etc. Fue un disco muy duro, una catarsis producto de nuestra tensión en ese momento". La reacción del público fue singular. Es comprensible. Los argentinos encasillamos, prefijamos, clasificamos y ordenamos casi todos los aspectos de nuestras vidas, inclusive el musical. Y a veces quedamos descolocados. En este caso, porque el arte nace de la inspiración humana, permite "tranquilizar el anhelo de los rebeldes". "Mucha gente no entendió al principio. Otros interpretaron la evolución de la banda hacia el nuevo estilo. Pero nosotros, igualmente como público de bandas, comprendemos la posición de la gente dado que también esperamos que el próximo disco de los Rolling Stones sea parecido a Sticky Fingers. Internamente sabemos que es algo imposible". Tienen ganas de tocar pronto para mostrar en vivo estos nuevos temas (ya lo hicieron en el Hard Rock Café a fin de año). Son conscientes que deben proseguir cultivando ese estilo. Y, por supuesto, admitiendo que "la modernidad no es de plástico, nosotros siempre tocamos atrás. |
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